Autor: Albert Cortina
QAnon y las teorías de la conspiración
En el mes de octubre de 2017, un usuario anónimo de 4cham, un foro muy popular en Internet donde cualquier persona puede publicar comentarios y fotografías de manera anónima, se identificó con la letra “Q” y dijo ser miembro de una rama del gobierno federal con acceso a temas de seguridad nacional y a material clasificado. Sus mensajes se articularon a través de un hilo conductor titulado “Calma antes de la tormenta” y se referían de forma críptica a una reunión de los líderes militares de Estados Unidos que provocaría una serie de eventos inminentes que tendrían como consecuencia la detención de un gran número de personas de altísimo nivel, muchos de ellos contrarios a la administración Trump.
QAnon o “Q” (abreviatura de Q-Anónimo) es pues, en estos momentos, una de las principales teorías de la conspiración de la derecha alternativa estadounidense que denuncia una supuesta trama secreta organizada por el llamado Deep State (Estado profundo) contra una visión patriótica de los Estados Unidos defendida por el actual presidente norteamericano, algunos altos cargos de su administración y ciertos miembros del poder militar y de inteligencia.
Desde la aparición de “Q” en 2017 la retórica de la conspiración se ha incrementado sustancialmente en todo el mundo y ha aumentado a través de las plataformas y redes sociales especialmente como consecuencia de la pandemia por el COVID-19, el avance de la agenda globalista y tecnológica que promueve un Nuevo Orden Mundial para el presente siglo XXI, así como ante la proximidad de las elecciones norteamericanas que se celebraran el próximo mes de noviembre de 2020.
Ante este escenario preelectoral, QAnon suele utilizar el lema ”donde vamos uno, vamos todos” en una clara referencia al sentido de pertenencia a un movimiento que se extiende por todos los paises occidentales a través de sus franquicias “Q”.
El presidente Donald Trump sabe muy bien que sus seguidores (los autodenominados “patriotas”), tanto en su país como en el resto del mundo son contrarios al globalismo y que están siendo seducidos por las más diversas teorías de la conspiración, por un relato escatológico (en el sentido teológico), por unos conceptos religiosos propios del milenarismo y del apocalipticismo en sus diversas versiones y visiones proféticas, así como también, por el imaginario mítico del pueblo americano.
De ahí que QAnon, sea un altavoz perfecto para la particular batalla de Trump contra el Estado profundo, su constante denuncia y combate contra las intenciones de las élites globalistas, especialmente contra algunos políticos del partido demócrata y funcionarios de alto rango, así como la persecución judicial de las redes mundiales de tráfico sexual de niños, pedofilia y satanismo que presuntamente estarían muy extendidas en ciertos ambientes del poder político y económico, de la industria del espectáculo, del ocio y del entretenimiento.
Llama la atención que QAnon muestre informaciones presuntamente secretas con el objetivo que sus seguidores “despierten” a una realidad que ha sido ocultada a los ciudadanos de EEUU y del resto del mundo. De este modo, QAnon se asocia a la idea del “Gran Despertar” y con ello, sus impulsores, consciente o inconscientemente, conectan dicho movimiento radical conservador con la eséncia de otros movimientos históricos de regeneración moral.
En efecto, el “Primer Gran Despertar” fue un movimiento de revitalización cristiana que se extendió por la Europa protestante y la América británica, y en especial, por las colonias norteamericanas en la década de 1730 y 1740, dejando un impacto permanente en el “alma norteamericana”.
Dicho movimiento fue el resultado de una predicación de gran alcance que dio a los fieles una sensación de revelación personal y una necesidad de salvación a través de Jesucristo. En este sentido, el citado “Primer Gran Despertar” comprendía un cristianismo intensamente personal para el ciudadano común mediante el fomento de un profundo sentido de convicción espiritual y de redención a través del fomento de la introspección y del compromiso mediante una nueva forma de moralidad personal.
A diferencia del “Segundo Gran Despertar” que llegó a los no creyentes entre los años 1790 y 1840, el “Primer Gran Despertar” estuvo centrado en las personas que ya eran miembros de las diversas Iglesias cristianas implantadas en Norteamérica. A los imperativos evangélicos de la Reforma protestante del siglo XVIII, los cristianos norteamericanos añadieron un énfasis especial en la efusión divina del Espíritu Santo que implanta en los fieles un intenso amor hacia Dios y una atención fundamental hacia la conversión de los nuevos creyentes. Los “despertares” encapsularon dichas señas de identidad y propagaron el evangelismo de nueva creación en la república norteamericana primigenia.
De este modo, el “Segundo Gran Despertar” se caracterizó también por una actividad evangelizadora cristiana sin precedentes y por una elevada cifra de conversiones.
Estos dos acontecimientos históricos se relacionan pues, en términos teológicos, con un avivamiento cristiano, es decir, con un fuerte despertar religioso. Y es que, en especial para el protestantismo, el avivamiento es un proceso de conversión espiritual motivado por Dios, y en ocasiones es visto también como un proceso restauracionista a nivel político y social.
En el actual contexto histórico, tal vez sea muy aventurado relacionar el despertar de los patriotas seguidores del presidente Trump con los dos “Grandes Despertares” citados anteriormente. O tal vez no.
Sea o no acertada la comparación, en lo que sí coinciden los estudiosos del fenómeno QAnon es que dicha teoría de la conspiración plantea básicamente la existencia de una élite mundial satanista que supone la encarnación del mal que gobierna el mundo y que pretende controlarlo todo haciendo posible el próximo advenimiento del reinado del Anticristo.
Dicho grupo oculto controlaría, de este modo, a los políticos, a los medios de comunicación, al poder financiero y tecnológico, a Hollywood, y en definitiva, al poder cosmopolita y global. Su tesis principal es que esa élite habría conseguido ya sus objetivos de implantar un Nuevo Orden Mundial de corte globalista y totalitario, si no hubiese sido por la elección del presidente Donald Trump quien fue elegido para “drenar el pantano” que supone el Deep State, poner fin al poder luciferino de “El Cabal”, y revelar a través de “Q” las luchas a muerte que hay detrás del escenario de falsas apariencias que nos ofrecen los medios de comunicación tradicionales.
En este contexto, para los miembros de QAnon, la llamada “Tormenta” sería un evento anticipado en el que miles de personas, miembros del “Cabal” serian detenidos y juzgados por traición o por actos corruptos y moralmente execrables. El resultado final sería la salvación de Estados Unidos y la instauración de una nueva utopía en el mundo para los sobrevivientes en esta “lucha entre el bien y el mal”.
Algunos sociólogos han clasificado el atractivo de QAnon de forma similar al propiciado por los cultos religiosos o por ciertos movimientos espirituales New Age que proliferan en estos tiempos de tecno-religiones difundidas a través de Internet. Dichos movimientos propician que las personas se sientan conectadas a algo importante que otras personas todavía no conocen ni ven y que les hace conscientes de la autentica realidad y del nuevo paradigma a implementar.
Los seguidores de estos otros movimientos tambien suelen autodenominarse “iniciados” o “despiertos” y tienen un fuerte sentido de identidad y de pertenencia a una comunidad espiritual real o virtual a nivel global.
Este conocimiento profético concede a los miembros del movimiento un estatus de ser especial y ofrece al “despierto” la posibilidad de estar involucrado en algo de importancia histórica universal conectado con el plan divino de Salvación.
Resuenan en estos círculos del “Gran Despertar” las trompetas del Apocalipsis, los signos proféticos de los Últimos Tiempos y el anuncio de un Gran Aviso de Dios para la conversión de toda la humanidad y la iluminación interior de las conciencias.
Ante estos tiempos de gran incertidumbre y confusión, merece la pena estar despiertos, velar y orar… ¡NESSUN DORMA!
ALBERT CORTINA. Abogado y urbanista.
Director del Estudio DTUM
Barcelona, 13 de julio de 2020
PARA SABER MÁS:
VÍDEO: Discurso de Donald Trump ante el congreso de la Faith and Freedom Coalition’s Road to Majority. Washington, D.C., 8 de junio de 2017.
DOCUMENTO: The Prophecies of Q. Adrienne Lafrance. The Atlantic. Junio 2020
https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2020/06/qanon-nothing-can-stop-what-is-coming/610567/
DOCUMENTO: Funcionamiento de intertextos en la película de Matrix. Alba Sovietina Estrada. Sociocriticism 2007- Vol. XXII, 1 y 2.
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4637779
VÍDEO: El despertar de la Tierra. Sinfonia nº1- Javier Martínez Campos, Orquesta Sinfónica de Bilbao.
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