Albert Cortina
COVID-19 Y ALIANZA ID2020
La pandemia del coronavirus está acelerando el caos, el pánico y la desesperanza en todo el mundo a la vez que aumenta exponencialmente la vulnerabilidad humana.
Esta situación excepcional provoca que las personas se estén convirtiendo en presas fáciles de la manipulación y de las fake news – componente esencial de la guerra híbrida que se está librando en estos momentos entre las grandes potencias -, así como del control absoluto por parte del globalismo y del biopoder digital que se está instaurando en todo el mundo.
Resulta cuanto menos curioso que el Johns Hopkins Center for Health Security (EE.UU.) llevase a cabo el 18 de octubre de 2019 una cuidada simulación de una epidemia tipo coronavirus en el Event 201 Pandemic Exercise: Highlights Reel. Dicho evento fue patrocinado principalmente por el Foro Económico Mundial y la Fundación Bill y Melinda Gates.
A finales de diciembre de 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recibió la notificación de hasta 27 posibles casos de neumonía de etiologia desconocida, incluyendo 7 casos graves, en la ciudad china de Wuan. Al cabo de unos días, se identifico el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 provisionalmente denominado 2019-nCov como agente causal.
Pocos meses después, el 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud declaraba como pandèmia global a la epidèmia por coronavirus COVID-19 una vez extendida por todo el mundo.
Vista la anterior correlación de acontecimientos, quisiera analizar sintéticamente un artículo de Peter Koening titulado: La pandemia del coronavirus COVID-19: el verdadero peligro es la “Agenda ID2020” publicado el 12 de marzo de 2020 por el Centre for Research on Globalization (GlobalResearch).
De acuerdo con la propia web de ID2020 “se está construyendo un nuevo modelo global para el diseño, financiamiento e implementación de soluciones y tecnologías de identificación digital. Para más de mil millones de personas en todo el mundo, el acceso a bienes y servicios básicos es difícil, si no imposible, debido a la falta de identificación reconocida. Con una identidad digital “buena”, las personas pueden usar credenciales emitidas por una variedad de instituciones diferentes para obtener acceso a una variedad de servicios diferentes, al tiempo que preservan la privacidad y la seguridad y mantienen el control sobre su información”.
Según el apartado primero del manifiesto de la Alianza ID2020 la necesidad de una buena identificación digital es universal. De este modo, “la capacidad de demostrar quién es cada uno de nosotros es un derecho humano fundamental y universal”.
Entre los socios de la Alianza ID2020 se encuentran Microsoft, la Fundación Rockefeller, Accenture, Ideo.org y la Alianza de Vacunas Gavi que “reúne a los sectores público y privado del sector con el objetivo compartido de crear un acceso igualitario a las vacunas nuevas y subutilizadas para los niños que viven en los países más pobres del mundo”.
A principios del 2019 se formó una Asociación entre Gavi, NEC y Simprints con el objetivo de usar la biométrica para mejorar la cobertura de vacunas en los países en desarrollo.
Según Dakota Gruener, directora ejecutiva de ID2020, “la identificación digital se está definiendo e implementando hoy y reconocemos la importancia de una acción rápida para cerrar la brecha de identidad”. Según Gruener, “ahora es el momento de compromisos audaces para garantizar que respondamos de manera rápida y responsable. Nosotros y nuestros socios de la Alianza ID2020, tanto presentes como futuros, estamos comprometidos a enfrentar este desafío”.
Pues bien, en el citado artículo de GlobalResearch, Koening expone que la confluencia de la pandemia por el COVID-19 y la aceleración de la agenda ID2020 ayudaran a la implementación del proceso de identificación digital global.
En efecto, según manifiesta dicho autor, la ID2020, bajo la apariencia de una simple alianza de socios público-privados, incluidos los organismos de las Naciones Unidas y la sociedad civil para extender la identificación digital, en realidad “supone un programa que pretende utilizar la vacunación generalizada como plataforma para dicha identidad digital global”.
Koening afirma que “después de que se haya declarado oficialmente la pandemia, el siguiente paso puede ser, también por recomendación de la Organización Mundial de la Salud, o de ciertos países individuales, forzar la vacunación bajo vigilancia policial o militar dada la actual situación de estados de emergencia y excepción en la que estamos inmersos la mayoría de la población mundial. Los que se nieguen a dicha vacunación, podrían ser penalizados con multas o cárcel y vacunados por la fuerza de todos modos”.
En realidad, Koening nos sitúa ante la posibilidad de un programa de control total sobre la población. Incluso se atreve a mencionar “la posible inyección de nano-chips sin conocimiento ni autorización de las personas que se estuviesen vacunando, para de este modo implantar la agenda ID2020”.
Realmente, si el escenario que presenta Koening llegase a ser cierto, supondría que estamos iniciando una fase aterradora de nuestra civilización, más propia de una película de ciencia ficción.
En dicho escenario distópico, el chip implantado podría cargar de forma remota todos los datos personales, de salud, bancarios y otros datos íntimos. El dinero digital podría llegar a ser un mecanismo muy efectivo de control sobre los ingresos y los gastos, que podria ser bloqueado o quitado, como una sanción por mala conducta o por ir contracorriente en relación al sistema imperante.
Un ejemplo de que este escenario no está tan lejos de acabar siendo real lo tenemos en algunos países asiáticos. Por ejemplo, el gobierno de Singapur está implementando un sistema biométrico facial nacional de identidad digital que permite a los bancos y centros de salud identificar a los usuarios. Los sistemas cuentan con controles contra un servicio de identificación facial respaldado por el gobierno desde dispositivos móviles. Pronto, seguramente, lo serán mediante los microchips.
Llegados a este punto de la reflexión, cabe hacernos las siguientes preguntas: ¿Nos estamos dirigiendo hacia un nuevo orden mundial cibertotalitario? ¿La agenda ID2020 es realmente parte de ese escenario? ¿Dichos pasos, preparados desde hace mucho tiempo, se implementaran precisamente ahora aprovechando el estado actual provocado por la pandemia del COVID-19?
IDENTIDAD DIGITAL GLOBAL
El filósofo surcoreano Byung-Chul Han, en un reciente artículo titulado “La emergencia viral y el mundo del mañana” (publicado en El País el 22.03.20), se pregunta sobre qué ventajas ofrece el sistema de Asia frente al de Europa y Occidente para ser más eficiente en el combate de la pandemia por el coronavirus COVID-19.
Una de las claves está en que “para enfrentarse al virus los asiáticos apuestan fuertemente por la vigilancia digital. Sospechan que en el big data podría encerrarse un potencial enorme para defenderse de la pandemia”. Según el filósofo surcoreano, Europa todavía no se ha enterado de este cambio de paradigma. Los apologetas de la vigilancia digital proclaman que el big data salva vidas.
Según afirma Byung-Chul Han, “la conciencia crítica ante la vigilancia digital es en Asia prácticamente inexistente. Apenas ya se habla de protección de datos. Incluso en Estados liberales como Japón y Corea”.
Por otro lado, “los proveedores chinos de telefonía móvil y de internet comparten los datos sensibles de sus clientes con los servicios de seguridad y con los ministerios de salud. El Estado sabe por tanto, donde estoy, con quién me encuentro, qué hago, qué busco, en qué pienso, qué cómo, qué compro, adonde me dirijo. Es posible que el futuro Estado controle también la temperatura corporal, el peso, el nivel de azúcar en la sangre, etc. Una biopolitica digital que acompaña a la psicopolítica digital que controla activamente a las personas”.
Tal y como asegura el famoso filósofo surcoreano, no solo en China sino también en otros países asiáticos la vigilancia digital se emplea a fondo para contener la epidemia. De este modo, “China podrá vender ahora su Estado policial digital como un modelo de éxito contra la pandemia”. Y así, China exhibirá la superioridad de su sistema aún con más orgullo.
Según Byung-Chul Han es posible que con ocasión de la pandemia del COVID-19 incluso nos llegue a Occidente el Estado policial digital al estilo chino.
Como ha afirmado Naomi Klein, la conmoción causada por la pandemia es un momento propicio que permite establecer un nuevo sistema de gobierno. Si llegara a suceder eso, como teme Giorgio Agamben, el estado de excepción pasaría a ser la situación normal en Europa y en Occidente.
IDENTIFICACIÓN BIOMÉTRICA UNIVERSAL
Por lo tanto, parece que la identidad digital global y la instauración de un sistema de biopoder mundial confluyen en este momento de cambio de era. Pero esta agenda que ahora vamos vislumbrando con mayor claridad, en realidad no se improvisa.
Tal y como señalé en mi artículo “Microchips en humanos” publicado en Frontiere Rivista di Geocultura el 9 de abril de 2019 (https://www.frontiere.eu/microchips-en-humanos/) entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible para transformar el mundo aprobados por las Naciones Unidas el año 2015, el objetivo 16 titulado “Paz, justicia e instituciones fuertes” establecido para la consolidación de la participación de los países en desarrollo en las instituciones de gobernabilidad mundial, nos conviene destacar la meta redactada para alcanzar dicho objetivo. Dicha meta dice lo siguiente: “De aquí a 2030, proporcionar acceso a una identidad jurídica para todos, en particular mediante el registro de nacimientos”.
Tal y como ya señalé en el artículo antes citado, esta meta llevó en el año 2016 a un gran debate sobre si la ONU planeaba que la humanidad integrase un chip de identificación para el año 2030. El simple anuncio sobre si esta tecnología de “Identificación Biométrica Universal” realmente cumpliría con su objetivo de contar con un registro actualizado de todos los hombres, mujeres y niños del planeta, encendió todas las señales de alarma.
Esta iniciativa para el desarrollo fue lanzada originariamente por el Banco Mundial pero un informe publicado por Find biometrics en 2015 volvió a despertar el interés e intriga del mundo entero por lo sorprendente y complejo del proyecto, concebido presumiblemente para garantizar a la humanidad una “identidad legal y única”, habilitando los servicios basados en identificaciones digitales.
La idea del Banco Mundial también fue integrada en los planes de medio y largo plazo de la unidad de Desarrollo Sustentable de la ONU, la cual afirmaba que contar con una tecnología de “Identificación Biométrica Universal” para los ciudadanos de todo el planeta, incluyendo hombres, mujeres y niños serviría para crear un sistema de gestión universal para la atención, dignificación y asistencia globalizada que permitiría presumiblemente incrementar el bienestar de las personas para el 2030.
En estos momentos, cuando vemos que todas estas intenciones pueden convertirse de forma acelerada en realidad, cada uno de nosotros deberá preguntarse cómo responderá ante ese programa de “Identificación Biométrica Universal” y a la implantación de microchips de identificación en nuestro propio cuerpo.
El debate social al respecto, en estos momentos, va a resulta difícil o inexistente dado que la mayor parte de la población mundial está totalmente aislada y confinada en sus casas.
ALBERT CORTINA. Abogado y urbanista
Director del Estudio DTUM
Barcelona, 23 de marzo de 2020
PARA SABER MÁS:
VÍDEO: Event 201 Pandemic Exercise: Highlights Reel.
WEB: Johns Hopking. Center for Health Security
http://www.centerforhealthsecurity.org/
WEB: World Economic Forum. Davos 21-24 enero de 2020
https://www.weforum.org/events/world-economic-forum-annual-meeting-2020
WEB: Alianza ID2020
https://id2020.org/
https://cuartaposicionblog.files.wordpress.com/2018/01/42aeb-id2020alliancedoc-nov201728129.pdf
VÍDEO: Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS declara el coronavirus pandèmia global el 11.03.20
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