Más allá de la ciencia ficción, el transhumanismo plantea una fusión entre inteligencia artificial e inteligencia “convencional” humana que según un nuevo milenarismo se cumplirá muy pronto, en un momento llamado Singularidad.
El experto, Prof. Albert Cortina*, explica cuales son los principios fundamentales de esta nueva ideologia, y cuales son los retos éticos y sociales que el transhumanismo plantea actualmente a la humanidad.
¿Cuándo nació el término transhumanismo y cómo definirías esta ideología?
Algunos autores consideran que el origen remoto del transhumanismo puede situarse en el año 1957 en una obra del biólogo Julian Huxley titulada “New Bottles for New Wine” en la cual propuso el término “transhumanismo” para referirse a la perspectiva según la cual el ser humano debe mejorarse a sí mismo, a través de la ciencia y la tecnología, ya sea desde el punto de vista genético o desde el punto de vista ambiental y social.
En dicho libro, el célebre biólogo escribió: “La especie humana puede, si así quiere, trascenderse a sí misma, no sólo enteramente, un individuo aquí de una manera, otro individuo allá de otra manera, sino también en su integridad, como humanidad. Necesitamos un hombre para esa nueva creencia. Quizás transhumanismo puede servir: el hombre sigue siendo hombre, pero trascendiéndose a sí mismo, realizando nuevas posibilidades de, y para, su naturaleza humana”.
Actualmente, según la World Transhumanist Association podemos entender el transhumanismo como una manera de pensar en el futuro basado en la premisa de que la especie humana en su forma actual no representa el final de nuestro desarrollo, sino más bien una etapa relativamente preliminar.
El filosofo Nick Bostrom ha definido formalmente el transhumanismo como “un movimiento cultural, intelectual y científico que afirma el deber moral de mejorar las capacidades físicas y cognitivas de la especie humana, y aplicar al hombre las nuevas tecnologías, a fin de que se puedan eliminar los aspectos no deseados y no necesarios de la condición humana: el padecimiento, la enfermedad, el envejecimiento e, incluso, la condición mortal”.
Con estas premisas, los transhumanistas no dudan en pensarse a sí mismos como una extensión del humanismo, ya que comparten su preocupación por los seres humanos en general y por los individuos en particular. Consideran que, aunque no se logre la perfección, si es posible mejorar las cosas promoviendo un pensamiento racional. Su énfasis está centrado en el potencial de “llegar a ser” del que disponemos. Por ello es por lo que afirman que es necesario y deseable mejorar la condición humana, y emplear medios racionales para lograrlo. Esa mejora no queda restringida a lo externo y ambiental (la cultura, la educación, los métodos humanistas tradicionales), sino que también se aplica al organismo humano. Y es esta aproximación la que permite pensar en ir más allá del humano actual.
¿De qué se trata el acontecimiento conocido como ‘Singularidad’ y qué implicancias tendría para la humanidad?
Para el ingeniero de Google, Ray Kurzweil, nuestra especie está a punto de evolucionar artificialmente y convertirse en algo diferente de lo que ha sido siempre. Para Kurzweil, la singularidad tecnológica o Singularidad será un acontecimiento que sucederá dentro de unos años con el aumento espectacular del progreso tecnológico debido al desarrollo de la inteligencia artificial. Eso ocasionará cambios sociales inimaginables, imposibles de comprender o predecir por cualquier humano anterior al citado acontecimiento. En esa fase de la evolución se producirá la fusión entre tecnología e inteligencia humana. Finalmente, según este relevante transhumanista, la tecnología dominará los métodos de la biología hasta llegar a una era en la que se impondrá la inteligencia no biológica de los posthumanos que se expandirá por el universo.
Kurzweil pronostica que el siglo XXI marcará la liberación de la humanidad de sus cadenas biológicas y la consagración de la inteligencia como el fenómeno más importante de nuestro universo. Los ordenadores tendrán una inteligencia que los hará indistinguibles de los humanos. De esta forma, la línea entre humanos y máquinas se difuminará como parte de la evolución tecnológica. Los implantes cibernéticos mejorarán a los seres humanos, dotándolos de nuevas habilidades físicas y cognitivas que les permitirán actuar integradamente con las máquinas. A su vez, estas irán evolucionando al irse produciendo una serie de mejoras que las irán convirtiendo en nuevos organismos tecnológicos, tal vez configuradores de una vida artificial sintiente.
Tal y como lo plantean Kurzweil y otros representantes del transhumanismo, parece como si estuviésemos en plena carrera evolutivo-tecnológica en la cual la inteligencia artificial tuviese muchas posibilidades de ganar a la inteligencia humana. Según esta concepción, la inteligencia artificial se desarrolla ya en estos momentos muy rápidamente, prácticamente de manera exponencial, y va aprendiendo día a día, ganando progresivamente mayores cuotas de autonomía y adoptando de forma cada vez más eficaz todo tipo de decisiones. En cambio, afirman, la inteligencia humana es más lenta e ineficaz debido a sus limitaciones biológicas y condicionamientos culturales.
La principal solución que se nos ofrece desde el transhumanismo para acompasarnos a esa tendencia irreversible es el mejoramiento humano. La interacción e integración en nuestro cuerpo y mente de las tecnologías convergentes NBIC permitirá, según esta línea de pensamiento, transformar radicalmente nuestra naturaleza humana, en un primer momento a un estadio transhumano, pero con el tiempo, hacia un proceso de fusión irreversible entre ambas inteligencias – algunos piensan incluso en la confluencia entre la conciencia humana y una “conciencia” tecnológica – produciéndose así la emergencia de una nueva especie o de unos nuevos organismos tecnológicos a los que denominan posthumanos.
¿Nos podrías explicar la diferencia entre “transhumano” y “posthumano”?
Un transhumano seria un ser humano en transformación, con algunas capacidades físicas y psíquicas superiores a las de un humano normal debido a la aplicación de “mejoras” tecnológicas y genéticas.
Por otro lado, un posthumano podría ser un organismo tecnológico o un ser cuyas capacidades excediesen de forma excepcional al ser humano actual por lo que no se plantearía ambigüedad entre humano y posthumano.
Tal vez, como señala el movimiento transhumanista, en estos momentos ya convivamos con algunos seres transhumanos y con formas incipientes de vida posthumana.
Puede ser que la primera forma de vida posthumana ya exista – los virus informáticos son ya una nueva forma de vida artificial – y cuando estas formas primigenias evolucionen gracias a nuestros experimentos en inteligencia artificial, robótica y nuevos materiales, sencillamente ya no necesitarán ser humanos.
¿Qué tipo de tecnologías, que potencien a personas sanas, veremos en el futuro? ¿Nos puedes dar algunos ejemplos?
Campos como el de la ingeniería genética aplicada a seres humanos, incluida la terapia génica, el doping (químico, físico o genético), la medicina regenerativa y de transplantes, la nanomedicina, la neurotecnología, incluyendo los implantes neurales y las interfaces cerebro-ordenador/máquina, o los dispositivos portables (cyberware), están desarrollándose con increíble rapidez.
Según el Dr. Miquel-Àngel Serra, algunas de las intervenciones sobre “mejoramiento humano” disponibles en la actualidad son, por ejemplo:
• Tecnologías reproductivas:
– Selección de embriones por diagnosis genética preimplantatoria
– Transferencia citoplásmica
– Fecundación in vitro
• Tecnologías físicas:
– Mejoramiento cosmético: cirugía plástica y ortodoncia
– Funcionales: Prótesis y exoesqueletos mejorados
– Médicas: implantes (p. ej. marcapasos, implantes magnéticos) y reemplazo de tejidos y órganos (transplantes y órganos artificiales)
• Tecnologías farmacoquímicas:
– Fármacos: doping y drogas que modifican/mejoran la respuesta del usuario
• Tecnologías neurales/informáticas:
– Inotrópicos, drogas (smart drugs), dispositivos de neuroestimulación, suplementos, nutracéuticos y alimentos funcionales que mejoran las funciones mentales (p. ej. cognición, memoria, inteligencia, motivación, atención y concentración)
– Ordenadores, teléfonos móviles, Internet y cualquier dispositivo o accesorio tecnológico que mejore la condición humana normal haciéndola más eficiente (p. ej. programación, asimilación y almacenaje de información, comunicación)
Por otro lado, las tecnologías emergentes o experimentales más relevantes son las siguientes:
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Ingeniería genética aplicada al ser humano
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Terapia génica
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Dopaje (doping) genético
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Implantes neurales
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Nanomedicina
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Interfaz cerebro–ordenador o cerebro-máquina
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Neurotecnología
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Dispositivos portables (cyberware)
Finalmente, algunas tecnologías hipotéticas o especulativas son:
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Transferencia mental, proceso hipotético de “transferencia/copia” de una mente consciente desde un cerebro de un ser humano individual a un substrato no-biológico mediante el escaneado y mapaje del cerebro biológico en detalle y la copia de su estado en un sistema computacional o un dispositivo similar.
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Exocórtex, un sistema téorico artificial externo de procesamiento de la información que aumentaría los procesos cognitivos cerebrales de alto nivel.
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Nutrición artificial endógena, como un generador de radioisótopos capaz de resintetizar glucosa (como en la fotosíntesis), aminoácidos y vitaminas a partir de sus catabolitos (productos de degradación), teóricamente sin necesidad de alimentación externa durante meses si fuera necesario.
Desde el punto de vista de la inteligencia, ¿llegaremos a fusionarnos con la inteligencia artificial?
Probablemente, tal y como señalan los transhumanistas, en los próximos años habrá una red de computación profundamente integrada en el medio ambiente, en nuestros cuerpos y en nuestros cerebros. En última instancia, seremos capaces de escanear todos los detalles más destacados del interior de nuestro cerebro, utilizando miles de millones de nanobots. A continuación, tal vez se puedan realizar copias de seguridad de la información. Utilizando la nanotecnología, es posible que podamos recrear el cerebro, en mi opinión resultará mas difícil reinstalarlo en un sustrato de computación más eficaz tal y como aspiran los transhumanistas.
Pero efectivamente, eso difiere mucho todavía del alumbramiento de una inteligencia artificial consciente. Tal vez ningún ordenador no biológico podrá jamás llegar a ser consciente, ¿quién sabe? No obstante, ¿y si, como pasa en los argumentos de ciencia ficción los objetivos de la inteligencia artificial acaban difiriendo de los nuestros?
En enero de 2105, el Future of Life Institute, con sede en Boston, publicó una carta abierta firmada, entre otros, por Stephen Hawking, Lord Rees, Nick Bostrom, Elon Musk…basada en el documento “Research Priorities for Robust and Beneficial Artificial Intelligence“ en la cual se exponían los beneficios de la inteligencia artificial para la humanidad, pero también se urgía a la necesidad de valorar los impactos futuros y la seguridad de dicha inteligencia artificial. Sobre todo si llegase a alcanzar un alto grado de conectividad global.
No obstante, creo que a pesar de los saltos cuantitativos y cualitativos espectaculares enunciados anteriormente la inteligencia artificial todavía está lejos de emular a la inteligencia humana.
Sin embargo, necesitamos urgentemente un nuevo paradigma de integración cognitiva. De ahí que los estudios de hoy y mañana dentro de lo que denominamos sistemas de información se dedicaran no solo a la técnica de la información sino a los aspectos de relación entre lo que son los sistemas naturales y los sistemas de conformación artificial, mediante una observación de muchas disciplinas bajo el catalizador de la ciencia cognitiva.
Desde el punto de vista del envejecimiento, ¿podremos prevenir las muertes debidas al envejecimiento? ¿De qué forma?
Aubrey de Grey, experto en la investigación sobre el envejecimiento sostiene, desde una visión transhumanista, que tenemos que empezar a pensar seriamente acerca de prevenir la enorme cantidad de muertes debido al envejecimiento la mayor causa de enfermedades mortales en el mundo occidental.
Siguiendo los argumentos del pensamiento transhumanista, si suponemos que la medicina moderna es para mantenernos vivos y sanos durante el mayor tiempo posible, entonces el movimiento anti-edad lleva a la medicina a su conclusión lógica “el mayor tiempo posible” significa “siempre y cuando queramos”.
Para ello, por ejemplo, se prevé la utilización de los “killer app” (nanorobots destructores) nanotecnológicos. Dichos robots, del tamaño de las células de la sangre, podrian viajar por el torrente sanguíneo destruyendo patógenos, removiendo desechos, corrigiendo errores del ADN, y revirtiendo los procesos del envejecimiento.
Seguramente las biotecnologias emergentes ampliaran nuestra longevidad. Es por ello que debemos hacernos preguntas como las siguientes:¿qué haría un mundo sin envejecimiento?, ¿cómo podríamos manejar el enorme crecimiento de la población?, ¿cómo nos repartiríamos los recursos naturales?, ¿quién sería el propietario de las tecnologías que lo hicieran posible?, ¿sería la superlongevidad para toda la humanidad o solo para una élite?, y ¿cómo sería la supervivencia y la ancianidad para el resto de la población?
¿Crees que será posible derrotar a la muerte?
En mi opinión desde la ciencia y la tecnología no. Para tratar esos temas, mejor dirigirse a las tradiciones espirituales y de sabiduría perenne. Desde mi punto de vista personal, todo ser humano contiene una porción del fuego divino al que llamamos alma inmortal. Esta es una concepción muy antigua, tradicional, de la vida y de la condición humana, por lo que no se trata tanto de crear un nuevo paradigma, sino de recuperar, actualizado, el que nos viene de los antiguos. Creo que debemos reorientar los seres humanos hacia una meta en la que el respeto a la vida, que es sagrada, presida el orden de valores que surja del nuevo modelo de civilización. Es evidente que no se trata de renegar de la ciencia, sino de ponerla al servicio de la humanidad tal como la conocemos en este mundo, para que la vida eterna sea accesible también a los seres humanos de nuestro tiempo y a las generaciones futuras.
¿Qué aspectos tendrán los posthumanos del futuro? ¿Serán como un robot?
Habitualmente se tiende a pensar más en el posthumano como un organismo tecnológico que en una especie; así, tanto en Terminator como en Matrix se concibe al posthumano como una red en la que el aumento progresivo de conexiones ha propiciado la emergencia de una consciencia tecnológica que puede extenderse por innumerables apéndices o elementos: cyborgs, agentes, unidades mecánicas, etc. La idea de la singularidad del nuevo ser posthumano parece ser también un rasgo compartido con las aportaciones originadas a partir de obras de Asimov, tanto en el Hombre Centenario como en Yo robot, la chispa de la autoconsciencia surge como culminación de un proceso de mejora de los organismos tecnológicos que les permite reconocerse como una nueva forma de vida autónoma. En estos casos se tiende a replicar el patrón de que la vida surge a partir de unos procesos con un cierto grado de aleatoriedad. La posibilidad de contemplar el posthumano como una nueva especie netamente biológica casi no se contempla e, incluso en aquellos casos en que los humanos son reemplazados por otra especie ya existente, como sería el caso del Planeta de los simios, se apunta a que esto ha sido provocado por la acción humana vía manipulación genética. En cualquier caso, invariablemente, la irrupción de los nuevos seres, incluso en las versiones más positivas comporta la necesidad de preguntarse en qué lugar van a dejar esos nuevos seres a los humanos.
Según Jan Huston, una definición más precisa de posthumano seria la Vida artificial sentiente (VAS), es decir máquinas inteligentes, autónomas, auto-conscientes y capaces de reproducirse. Pero, ¿cómo puede llegar a ser la VAS? Pues lo más probable es que acabe siendo el resultado de combinar tecnologías como la biotecnología, la nanotecnología, la inteligencia artificial y la robótica.
¿Habrá una explosión de nuevas formas de vidas inteligentes?
Probablemente, si antes los humanos no destruimos la vida en este planeta mediante un conflicto global termonuclear.
Si examinamos los rasgos que pudiera tener la vida artificial sentiente, descubrimos que su potencial evolutivo es superior al nuestro. Si nos fijamos en la capacidad para almacenar y procesar información, podemos coincidir en que ya hace tiempo que las máquinas han sobrepasado a los humanos; de hecho, incluso en lo relativo a la transmisión de información está claro que nos han superado. Ahora mismo la especificidad humana parece concentrarse en aquellos procesos en los que podemos hacer conexiones inverosímiles para los procesadores o, también, en los contenidos articulados sobre principios de lógica difusa que aún son incomprensibles para la mayoría de ordenadores. Sin embargo, este margen se reduce cada vez más ante ordenadores como el Watson de IBM o como cuando un Chatbot superó recientemente, por primera vez, el test de Turing. Si atendemos a la capacidad para comprender o gestionar la complejidad, está claro que vuelven a ganar las máquinas. Y si analizamos su potencial organizativo… bueno, solo hay que pensar hasta qué punto seríamos incapaces de funcionar sin la ayuda de los ordenadores. Por lo tanto, puede haber poca duda de que la inteligencia artificial sentiente podría ser evolutivamente superior al homo sapiens; particularmente porqué tiene un metabolismo más flexible (funcionan muy bien a bajas temperaturas) y son mucho menos vulnerables que nosotros a los cambios en la biosfera. Por tanto, que nadie se engañe, si el posthumano llega a aparecer, será la nueva especie dominante de la Tierra.
El filósofo transhumanista David Pierce expone que el ‘Superbienestar’ tiene como objetivo eliminar el sufrimiento y alcanzar la abundancia y felicidad para todos. ¿Qué beneficios traería eliminar el sufrimiento?
Minimizar nuestro sufrimiento, y el sufrimiento de aquellos que nos importan, efectivamente es una parte fundamental de lo que nos impulsa y preocupa como seres humanos. Por lo tanto, los transhumanistas, que se consideran “abolicionistas” argumentan que debemos empezar a utilizar las tecnologías modernas para hacer exactamente eso: minimizar y eventualmente abolir el sufrimiento marcando el comienzo de una era del llamado superbienestar.
La ideología transhumanista sostiene que si alguna vez esperamos aumentar el bienestar de nuestra especie tendremos que editar nuestros genes. Para esa corriente de pensamiento, está claro que la selección natural no nos ha diseñado para ser felices, sino que nos ha diseñado para ser buenos para sobrevivir y para la transmisión de los genes. En la actualidad cada niño es una tirada de dados genéticos. David Pearce sostiene que lo menos que podemos hacer es cargar los dados a favor nuestro, para crear seres humanos que vivan más saludables y felices.
Sin embargo, yo me pregunto: ¿De verdad creemos que alcanzaremos la felicidad viviendo el superbienestar en las realidades virtuales del ciberespacio? o, ¿será qué el altruismo, el compartir, es lo que nos colma de mayor felicidad a los humanos?
¿Cuáles son las grandes amenazas de este futuro transhumanista? ¿Es posible que se genere una brecha social entre aquellas personas que puedan acceder a estas mejoras y las que no?
Si no estamos atentos ahora, en el futuro crecerán todavía más las desigualdades. Y si ello ocurre, cabe preguntarse: ¿cuánta desigualdad podrá soportar la democracia?. Tenemos un riesgo real de engendrar en nuestros días un futuro cibertotalitarismo global. Por ello es fundamental abordar en el presente los desafíos éticos y morales del llamado “mejoramiento humano” (“human enhancement” en terminología anglosajona) y de las propuestas transhumanistas.
¿Cómo se podrá determinar el grado de humanidad de los post-humanos? ¿Habrá rasgos humanos en ellos? (es decir, ¿podrán sentir tristeza, alegría, frustración, deseo, etc.?)
… o si tendrán sentido del humor. Te lo diré cuando se desarrollen. Tal vez nuestro reto actual sea como utilizar la inteligencia de la propia inteligencia artificial para que aprenda los valores que queremos que persiga. Para ello debemos proporcionar un criterio para que la inteligencia artificial recoja, al menos implícitamente, un conjunto adecuado de valores. Podríamos entonces construir la inteligencia artificial – o a los posthumanos – para que actuara de acuerdo a sus mejores estimaciones de estos valores implícitamente definidos. Ello perfeccionaría continuamente sus estimaciones a medida que aprendiera más sobre el mundo y poco a poco desentrañaría las implicaciones de los criterios determinadores de valor. Hemos de empezar a pensar en enseñar valores humanos y comportamientos éticos a las incipientes formas de posthumanos.
¿Qué ejemplos que van en dirección al transhumanismo podemos ver hoy? ¿Nos puedes dar algunos ejemplos?
Hay muchísimos, aunque a veces no veamos su interconexión. Voy a intentar enumerar algunos de ellos: ciertas formas de entender la ampliación de la expectativa de vida, la criopreservación, la persecución de una pretendida inmortalidad cibernética (por ejemplo, en el proyecto Avatar 2045), algunas tendencias de la biología sintética, ciertas formas de eugenesia ante la discapacidad, la reprogramación genética, la implantación de chips RFID e interfases del tipo neuro/chip, la normalización de la cultura de la mejora y del diseño humano en formade cyborg, “trans” o de intragenero, la colonización espacial y la conexión-comunicación con formas de vida extraterrestre inteligente, determinadas formas de utilización del big data, la idea de implantar una gobernanza noocrática dirigida por una élite digital global, la configuración de una nueva espiritualidad tecnológica con toques de New Age, la propagación de la ideología sobre la Neohumanidad, la difusión cultural del transhumanismo a traves de video juegos, películas, metaversos, etc.
La fusión entre el hombre y la tecnología, ¿implica que el ser humano desaparecerá como especie, tal como la conocemos?
Quien sabe… Si el ser humano es, en parte, fruto de la evolución biológica y cosmológica de nuestro universo, no nos debería extrañar que haya en el hombre un deseo de mejorar, de continuar su propia evolución desde otro punto de partida, con otras miras, hacia otros horizontes. Esta evolución de tipo cultural, este crecimiento humano que deriva en un mejoramiento de lo que llamamos persona, es a mi juico positivo. El anhelo de mejorar, de perfeccionarse, de ser mejor, es el motor mismo de todas las corrientes que quieren superar lo humano, ir más allá de lo humano. Y, en esto, podríamos ver su punto bueno que nos ayuda a reflexionar sobre lo que somos como humanos. De hecho, estamos seguros hoy en día, de que la humanidad es una especie mucho más abierta y en evolución de lo que se creía en el pasado, pues ha habido cambios biológicos y neurológicos considerables en la especie humana a lo largo de los últimos diez mil años.
No obstante, ¿que seamos seres abiertos, en crecimiento, en “evolución”, con anhelos de mejoramiento, implica necesariamente que debamos superar lo humano? ¿Es una consecuencia lógica? A mi juicio, eso no sería deseable desde la perspectiva del humanismo integrador y avanzado que yo propugno.
De acuerdo a tu punto de vista, ¿estamos los seres humanos preparados para este cambio radical o deberíamos conservar nuestro patrimonio genético y seguir siendo personas con limitaciones?
Creo que no es del todo acertado pensar que el ser humano deba definirse, caracterizarse, por su edad, su capacidad de cálculo (llamando a esto sólo, inteligencia) o por su insufribilidad. Si eso fuera lo humano, está claro que lo transhumano sería su superación lógica, casi su etapa evolutiva siguiente y, en este sentido, su consecuencia. Pero no me parece que lo humano pueda definirse sólo por esos pocos elementos característicos.
El ser humano nace con el potencial de hacer un trabajo interior para evolucionar espiritualmente, para conseguir más sabiduría y alcanzar la felicidad. Eso es lo que le diferencia de los animales y depende de la ley natural. Pienso que el valor de una persona no está en su excelencia física o mental, sino en su capacidad compasiva, su generosidad, su bondad, y su capacidad de amar. Por supuesto es importante tener una mente sana en un cuerpo sano. El cuerpo humano es precioso con sus cinco sentidos, pero más importante es tener una mente sana, tolerante, compasiva y capaz de transmitir amor. Parece que hay todavía mucho trabajo por hacer entre la ciencia, la ética y la espiritualidad, pues los seres humanos somos mucho más que genomas.
- ALBERT CORTINA es abogado y urbanista. Director del Estudio DTUM. Profesor e investigador en ética aplicada al urbanismo y a la ordenación del territorio en la Universidad Autónoma de Barcelona y en la Universidad Politécnica de Cataluña. Consultor en hábitat humano, inteligencia ambiental y biomimética, promueve planes y estrategias para la ciudad y el territorio, procesos de gobernanza e innovación social, así como proyectos de conservación de la naturaleza, custodia del territorio y gestión del paisaje. Dinamizador de espacios para la gestión de ideas y valores inspirados en un humanismo avanzado, una ecología integral y una ética global que favorezcan la construcción de un futuro en el que las tecnologías emergentes NBIC estén al servicio de las personas, de la biosfera y de la noosfera y no a la inversa. Impulsor del proyecto Hábitats (+) Humanos y del proyecto Singulares, Mejores y Diversos. Entre otras publicaciones, es coautor y coordinador junto con el cientifico Miquel-Àngel Serra de los siguientes libros: ¿HUMANOS O POSTHUMANOS? Singularidad tecnológica y mejoramiento humano (Fragmenta, 2015), HUMANIDAD ∞. Desafíos éticos de las tecnologías emergentes (EIUNSA, 2016) y SINGULARES. Ética de las tecnologías emergentes en personas con diversidad funcional (EIUNSA, 2106 -próxima publicación).
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