Por Albert Cortina

Mortales del mundo ¡uníos! La ciberinmortalidad está cerca

Este podía haber sido el lema propuesto por un comunicador transhumanista para el evento sobre “inmortalidad, eterna juventud y muerte” organizado en Medialab Matadero de Madrid el pasado 11 de julio de 2024, a partir del programa público comisariado por Amaia Sánchez-Velasco y Jorge Valiente Oriol de Grandeza Studio, en el marco de su proyecto de investigación titulado “Revisitando a Titono: Geografías Tentaculares de la Eterna Juventud”. ( https://www.medialab-matadero.es/actividades/inmortalidad-eterna-juventud-y-muerte)

En dicho encuentro tuve la ocasión de participar en la mesa redonda organizada junto a María A. Blasco, investigadora biomolecular y directora científica del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas y jefa del grupo de Telómeros y Telomerasa, y con Igor Bragado, arquitecto y codirector del estudio conceptual de diseño Common Accounts.

Antes de dicho evento, y para preparar mi ponencia prévia al dialogo con María y con Igor, tuve una conversación muy clarificadora sobre la inmortalidad cibernética, la Singularidad tecnológica y la muerte opcional con un defensor de la bioideología del transhumanismo y del posthumanismo. Por su interés, a continuación voy a ir desgranando sus argumentos de forma sintética, citándolos con el signo (H+), aportando mis apreciaciones que serán precedidas por el signo (AC).

La mesa redonda. De la izquierda: Jorge Valiente Oriol, Amaia Sánchez-Velasco, Albert Cortina, María Blasco, Igor Bragado. Foto courtesy Albert Cortina

Contenedores de conciencia para la ciberinmortalidad

(H+) “El futuro transhumano pronto nos llevará a un nuevo nivel de conciencia: es el momento pues de ajustar nuevas antenas no biológicas y de adquirir gradualmente una forma de ciberinmortalidad.”

(AC) Creo que antes deberíamos ponernos de acuerdo respecto a lo que entendemos por conciencia.

Desde un punto de vista científico, podríamos acordar que la consciencia es el estado de conocimiento de uno mismo y del entorno por la cual el individuo realiza sus funciones perceptivas, intelectuales, afectivas y motoras. Desde el punto de vista neurológico la consciencia se manifiesta en su actuación mediante la actividad cerebral y se considera como un complejo de unidades de información que tiene su base material en el cerebro.

Desde un punto de vista espiritual – por ejemplo, para un cristiano-, la conciencia es el espacio interior de la escucha de la verdad, del bien, de la escucha de Dios; es el lugar interior de nuestra relación con Él, que habla a nuestro corazón y nos ayuda a discernir, a comprender el camino que debemos recorrer, y una vez tomada la decisión, a seguir adelante, a permanecer fiel.

Así, para nosotros, la conciencia es el espacio interior de diálogo entre Dios y el hombre. Se le suele llamar también conciencia moral porque a través de ella, el hombre identifica el bien y el mal en su propia vida.

De este modo, se habla de la conciencia en dos sentidos: en sentido global y más amplio, como el conocimiento del bien y del mal que permite a la persona enjuiciar moralmente la realidad y los actos. En sentido estricto, sería el juicio práctico que actúa para discernir la bondad o maldad de cada acción singular.

Por tanto, la conciencia seria el testigo exclusivo de lo que sucede en la intimidad de la persona, de su esencial rectitud o maldad moral. A través de ella, el hombre entra en un diálogo consigo mismo, pero sobre todo con Dios, que es el autor de la ley moral, a la que el hombre se orienta y aspira para alcanzar su felicidad.

En definitiva, desde este punto de vista, la conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquélla. Es la conciencia la que de modo admirable da a conocer esa ley cuyo cumplimiento consiste en el amor de Dios y del prójimo.

(H+) “Ya, pero realmente no sabemos qué es la conciencia. O mejor dicho, tenemos una idea de algunas de sus características, pero no hemos podido ir más lejos. La conciencia parece que es cuántica por naturaleza.”

(AC) Estoy de acuerdo que una de las cuestiones abiertas más importantes de la ciencia actualmente es cómo se establece nuestra conciencia. Distintos científicos afirman que el sistema neuronal del cerebro forma una intrincada red y que la conciencia que produce debería obedecer a las reglas de la mecánica cuántica. Efectivamente, es un campo interesante para el dialogo entre ciencia y teología, entre razón y fe.

(H+) “Sin embargo, para muchos de nosotros, solo habría una conciencia universal. Nuestra conciencia local captaría un ‘yo universal’ más grande como antena. A lo largo de los siglos, llegar a comprender este ‘yo’ se ha llamado despertar, iluminación, trascendencia. Para el año 2045 algunos auguran que el mundo podría estar plenamente adaptado a ese futuro transhumano. Se abriría entonces una nueva frontera para nuestra especie hacia una forma de ciberinmortalidad.”

(AC) Me gustaría dejar claro desde el principio de nuestra conversación, que yo veo el transhumanismo como un intento del hombre de negar su condición de criatura y elevarse a sí mismo a un nivel superior de existencia mediante la manipulación de la naturaleza humana, a través de la tecnología (ingeniería genética, criónica, implantes con interfaces cerebro-computadora, etc), para lograr la autoperfección, la autotrascendencia e incluso esa supuesta inmortalidad cibernética.

En mi opinión, el transhumanismo encarna el pecado original de soberbia del hombre de querer ser como Dios sin la Gracia Santificante. Por eso, no puedo estar de acuerdo con su cosmovisión ni con sus propuestas dado que resultan antagónicas con una antropología adecuada para el ser humano que entiende que la persona está compuesta de cuerpo y alma encarnados, que aspiran a la transfiguración mediante la resurrección, y de este modo llegar a ser un cuerpo glorioso y un alma inmortal reunificados para la vida eterna.

(H+) “Sin embargo, nosotros pensamos que cualquier contenedor con una red suficientemente integrada de patrones de información y cierta complejidad óptima, particularmente los sistemas dinámicos complejos con cerebros biológicos o artificiales podría albergar un nodo de conciencia.”

(AC) Resulta evidente que, a modo de los antiguos gnósticos, así como de varias ideologías dualistas y neo-gnósticas de nuestro tiempo, desde el transhumanismo, se percibe el cuerpo humano como una especie de jaula o máquina, un aparato manipulable y prescindible, controlado por alguna esencia interna, también llamada el “verdadero yo”.

(H+) “Si, este tipo de unidad de conciencia identificada, estaría dotada de libre albedrío dentro de las limitaciones del conjunto de reglas aplicables (leyes físicas), influenciadas por la dinámica del sistema de conciencia más amplio.”

(AC) ¿A qué te refieres con lo de “sistema de conciencia más amplio”? ¿A una conciencia universal? ¿A una supermente colectiva global?

(H+) “Efectivamente, a eso me refiero. Por otro lado, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿No es demasiado ingenuo suponer que la Conciencia Universal produce fenomenalidad solo en forma de avatares biológicos? Incluso hoy, ya todos contribuimos a los archivos mentales digitales globales del ‘Sintelecto’. Por ejemplo, cada vez que subimos una foto o hacemos una llamada, dejamos una huella en el ciberespacio.”

(AC) ¿Debo entender que el “Sintelecto” es una especie de mente colectiva global?

(H+) “Correcto. De hecho estamos en un océano de conciencia y básicamente siempre hemos sido parte de esta red mente-espacio, de una mente colmena tecnocultural, siendo cada uno de nosotros un producto de nuestra realidad virtual social.”

(AC) Esta afirmación parece una mezcla entre cosmogonía budista o incluso New Age, y un concepto, el de mente colmena, muy utilizado en la literatura de ciencia ficción.

Transferir la conciencia humana

(H+) “Por otra parte, creemos que la forma no invasiva más probable de transferir la conciencia humana en el futuro cercano, con etapas tempranas en la década de 2030, podría ser la convergencia de optogenética, nanotecnología, neuroingeniería e informática inmersiva. En resumen, tecnologías y neurotecnologías que nos permitirán conectar nuestros sistemas de inteligencia artificial y neuronas orgánicas directamente en la nube.”

(AC) ¿Cómo crees que se producirá esa transferencia de la conciencia humana? ¿Realmente estamos hablando de ciencia o de ciencia-ficción?

(H+) “De ambas cosas a la vez. Despues de una migración gradual de la mente a la nube, eventualmente todos nos transformaremos en mentes digitales inmortales independientes del sustrato (cuerpo biológico), viviendo en un paraíso cibernético diseñado por nosotros.”

(AC) Ese paraíso cibernético suena a un nuevo “paraíso terrenal” o a una reedición de la Torre de Babel, ¿no crees?

(H+) “Piensa que al final de ese proceso, ya ni siquiera necesitaremos un cuerpo físico. Podríamos volvernos cien por cien digitales: desde un punto de vista evolutivo, nuestros cerebros biológicos son un puente hacia los supercerebros artificiales posbiológicos. Por lo tanto, los humanos primero deben pasar por una breve fase de ciborgismo, antes de entrar en la siguiente fase del desarrollo evolutivo.”

(AC) Siempre he pensado que las ideologías del transgenerismo, el transhumanismo, el posthumanismo, el ciborgismo o el transespecismo convergen en una idea común: la disolución de la naturaleza humana en la nueva fase evolutiva biotecnológica de nuestra especie, augurada y promovida por estas bioideologías.

Exocortex personal en la nube

(H+) “Inicialmente, cada uno de nosotros tendrá un exocortex personal en la nube, una especie de tercer hemisferio cerebral no biológico que estará en constante comunicación con los otros dos hemisferios cerebrales biológicos. Algo parecido a lo imaginado, con toda probabilidad por Elon Musk en su proyecto Neuralink.”

(AC) Parece que este proceso ya se ha iniciado y es imparable. ¿Qué sigue después?

(H+) “En algún momento, este tercer hemisferio tendrá un contenido informativo extremo y un conocimiento íntimo de nuestra biología, personalidad y otros atributos del mundo físico para integrarse a la perfección con nosotros, como una entidad holística, Seremos neoentes o posthumanos.”

(AC) Entonces, lo que estáis proponiendo desde el transhumanismo es una hibridación gradual del ser humano biológico con la máquina y con los sistemas de inteligencia artificial para aumentar nuestras capacidades cognitivas y físicas. ¿Es así?

(H+) “Efectivamente, nuestro sistema biológico original palidecerá en comparación con el exocortex, quizás miles de millones de veces más capaz. De este modo, el exocortex asumirá sin problemas todas las funciones del cerebro biológico. Durante un período de transición (de unas pocas décadas) las personas no estarán limitadas a un solo cuerpo.”

(AC) Entiendo pues que un exocortex sería un sistema de procesamiento de datos externo artificial que nos ayudaría a memorizar y procesar mayor cantidad de información en menos tiempo, y que un exocortex integrado permitiría directamente realizar acciones mediante el pensamiento. Es decir, mediante la conexión con la actividad neuronal del neocortex.

Hoy en día podemos comprobar como empiezan ya a desarrollarse las BCI o Brain Computer Interface, es decir, el sistema que permite la comunicación directa entre el cerebro y un dispositivo externo, como un ordenador o un robot. Las BCIs utilizan ondas cerebrales o actividad neuronal, para permitir que una persona controle un dispositivo o realice tareas sin necesidad de usar partes del cuerpo en movimiento. Desde mi punto de vista, esas tecnologías son éticamente aceptables para recuperar capacidades en personas con determinada discapacidad funcional. Sin embargo, ¿son éticamente aceptables en aquellas situaciones que supongan expandir las capacidades comunes de una persona humana?

(H+) “Nosotros creemos que resultará ser un deber moral hacerlo. Pero es que además, eventualmente, las personas podrán formar identidades en numerosos sustratos, para enrutar su identidad a través de la biosfera, la cibesfera, el metaverso y otros entornos virtuales. Y eso será una experiencia muy interesante y placentera.”

(AC) En la actualidad ya se nos ofrecen propuestas de mundos alternativos digitales variados y diferentes. Los metaversos se están construyendo como espacios virtuales donde los usuarios representados como avatares realizan actividades de todo tipo, en entornos generalmente tridimensionales.

(H+) “Así es, y gradualmente, nuestras mentes migraran al ciberespacio con infinitos universos virtuales personalizados. Y nuestra mentalidad persistirá allí.”

(AC) ¿Nuestra identidad, subjetividad y personalidad persistirá en esos espacios virtuales?

(H+) “Efectivamente, y en cualquier caso, seguiremos siendo nosotros. Como mentes ciberhumanas, procesaremos la información miles de veces más rápido. Nuestro pensamiento será tan rápido que nuestra propia percepción subjetiva del tiempo cambiará. Un día del calendario podrá durar décadas o incluso siglos.”

(AC) Me temo que esta nueva etapa evolutiva del ser humano que se nos propone provocará nuevas desigualdades digitales y genéticas que deberemos saber identificar y resolver.

(H+) “En un futuro transhumano y posthumano, esta nueva generación de humanos percibirá a la parte no mejorada de la población como criaturas de pensamiento más lento. Les parecerán seres casi estáticos, como lo son hoy las plantas de interior para nosotros.”

(AC) Y seguramente trataran a esos Homo Sapiens no mejorados biotecnológicamente como seres obsoletos y por ello descartables.

(H+) “Piensa que la humanidad tenderá a converger hacia una sola mente global y a desbloquear una nueva realidad mayor. Es lo que se denomina, la hipótesis del Sintelecto.”

(AC) Algo he leído de Alex M. Vikoulov sobre la singularidad cibernética y el surgimiento del sintelecto. Parece ser que al contemplar el espectro completo de escenarios de las singularidades tecnológicas venideras, muchos apuestan a favor de la Singularidad Cibernética, que sería el camino más seguro hacia la ciberinmortalidad y la divinidad diseñada en oposición a la Singularidad de la Superinteligencia, es decir, cuando el Homo Sapiens se retiraría apresuradamente de esa sociedad hipertecnológica, como un padre senescente desaparece de la escena familiar frente a su descendencia que le supera en energía y conocimientos, aunque tal vez no en sabiduría y experiencia vital.

Esta transición del meta-sistema del Cerebro Global en red a la Mente Gaiana – según la Hipótesis Gaia, se entiende el planeta Tierra como un sistema vivo autoregulado-, tendría que ver con la evolución de nuestras propias mentes individuales. Se trataría pues de nuestra propia “autotrascendencia” según sus defensores transhumanistas.

(H+) “Efectivamente, el Sintelecto emergente permitirá fusionarnos en una Mente Global, constituyendo la quintaesencia de la Singularidad venidera.”

(AC) Toda esta narrativa a mí personalmente me parece el relato de una nueva tecno-religión gnóstica.

¡Seréis deidades cibernéticas!

(H+) “Y es que reconocemos que somos seres orientados a la búsqueda de la trascendencia. El objetivo final debería ser alcanzar la Singularidad de la Simulación, es decir, la divinidad diseñada, la deidad cibernética. Dotados de inmortalidad cibernética y acceso a cualquier experiencia de realidades virtuales ultrarealistas y sensoriales, limitados solo por nuestra imaginación, de hecho seriamos deidades cibernéticas orientadas a la ciberinmortalidad.”

(AC) Ahora sí que veo una conexión directa con el relato bíblico del Génesis y la muerte de Dios en las sociedades contemporáneas. Creo que un exceso de ambición conduce al ser humano fatalmente al error y a su perdición.

Seréis como dioses“(Gen 3,5) fue el argumento decisivo que utilizó el demonio para que los primeros humanos cayeran en la tentación de ser como un dios omnipotente, omnisciente y el gobernador de toda la creación. Este sería el concepto que los primeros humanos tuvieron del Creador; esto fue lo que quiso ser el hombre y precisamente en esta concepción reduccionista radicó su error. No reconoció que Dios era en primer lugar y sobre todo Amor, y amor de donación, generosidad, entrega y sacrificio. No supo descubrir que la creación no era sólo un acto de poder y dominio inigualable, sino ante todo un acto de amor gratuito.

Muchos siglos después de este relato bíblico, el ser humano no ha cambiado mucho y seguimos tropezando con la misma piedra. Queremos ser como dioses, pero dioses soberbios y poderosos, controladores de las leyes naturales y de la moral a merced de nuestra arbitrariedad y extravagancia. Queremos tener en nuestras manos la decisión sobre la vida y sobre la muerte.

(H+) “Pero es que podríamos sumergirnos incluso en la experiencia de realidad virtual de cualquier ser humano jamás vivido, o en la de escenarios imaginarios, o ser cualquier criatura que queramos encarnar como avatar.”

(AC) Desde mi punto de vista, lo que nos estáis ofreciendo es una existencia “low cost”, una identidad simulada en el espacio virtual. Creo que existe el peligro de que lleguemos a ser una especie de posthumanos sin alma.

(H+) “Si lo piensas, ya pasó en otras circunstancias, según algunos cultos, en épocas remotas. Si crees en una conciencia universal, la experiencia como humano es solo eso: una simulación en otro nivel.”

(AC) No obstante, mi cosmovisión cristiana me ofrece un relato extraordinariamente esperanzador. Yo no aspiro a una simulación o a la ciberinmortalidad, sino a la vida eterna. Más que como un Avatar, me gusta verme como un Hijo de Dios a quien el Creador ama infinitamente.

(H+) “Nosotros, los transhumanistas, apuntamos a la llamada continuidad de la subjetividad por medio de las tecnologías avanzadas. Exploramos vías tecnocientíficas para alargar la vida de forma exponencial y de este modo alcanzar la Superlongevidad. La muerte, en el sentido común de la palabra, se volverá opcional para nosotros, y la inmortalidad cibernética estará a nuestro alcance próximamente.”

(AC) Nosotros, los cristianos, apuntamos a la Gloria por medio de la Gracia Santificante. Para nosotros la muerte no es opcional ni es el final de la vida, sino que es la puerta para alcanzar la verdadera Vida en el Cielo. Allí seguiremos siendo cada uno de nosotros individualmente un alma inmortal en un cuerpo transfigurado, glorioso y resucitado.

(H+) “Sin embargo, desde nuestra perspectiva transhumanista, una vez simulados en la Singularidad, billones de años de novedad subjetiva nos esperan hasta que queramos sumergirnos tanto en esa simulación, que olvidemos intencionalmente quienes somos en realidad.”

(AC) No obstante, según nuestra fe y esperanza, creemos en la vida eterna, y que allí gozaremos de la Mirada Beatífica de Dios que es Amor.

De este modo acabó nuestra conversación. Con una sonrisa y unas reflexiones profundas sobre la inmortalidad del alma y la ciberinmortalidad de la mente, con la esperanza puesta en que el ser humano, guiado por el Espíritu Santo, sabrá encontrar el auténtico camino de perfeccionamiento humano, de felicidad plena y de Salvación.

(*) Este artículo ha sido publicado el 17.07.24 en Exaudi.

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(Barcelona, 1961) es abogado y urbanista. Impulsa un HUMANISMO AVANZADO para una sociedad donde las tecnologías exponenciales estén al servicio de las personas y de la vida, y no al revés. En este sentido, promueve la integración entre ciencia, ética y espiritualidad. Cree que conectar el cerebro con el corazón es un magnífico camino a recorrer. A partir de esa cosmovisión, se dedica a capacitar a las personas mediante la INTEGRACIÓN de la responsabilidad tecnológica, ambiental y social, desde los principios y valores de una ÉTICA UNIVERSAL aplicada a los desafíos del futuro y a la innovación para el desarrollo sostenible. Su principal vocación es ser mediador, facilitador, tender puentes y gestionar de forma integrada ideas, valores y proyectos a favor del BIEN COMÚN. Como director del Estudio DTUM (acrónimo de Derecho, Territorio, Urbanismo y Medio Ambiente), se dedica desde hace más de veinticinco años a la ordenación de la ciudad y del territorio, a la preservación de los espacios naturales, a la custodia de la biosfera y a la intervención y gestión del paisaje. Es consultor en inteligencia ambiental y en ecología integral. Imparte docencia y realiza investigación sobre ética aplicada al urbanismo y a la ordenación del territorio en la Universidad Autónoma de Barcelona, en la Universidad Politécnica de Cataluña y en otras universidades y centros de investigación. Personalmente cree que la trascendencia nos configura como seres humanos y por eso cultiva su interioridad y su inteligencia espiritual mediante la conversión del corazón. Actualmente focaliza su atención en la preservación de la CONDICIÓN HUMANA, desde una antropología que priorice el desarrollo integral de la persona, con el objetivo de capacitarnos para esta sociedad biotecnológica y para la revolución de la inteligencia artificial. Coautor y coordinador, junto con el científico Miguel Ángel Serra, de la trilogía de libros ¿HUMANOS O POSTHUMANOS? Singularidad tecnológica y mejoramiento humano (Fragmenta, 2015), HUMANIDAD∞. Desafíos éticos de las tecnologías emergentes (EIUNSA, 2016) y SINGULARES. Ética de las tecnologías emergentes en personas con diversidad funcional (EIUNSA, 2016). Es también autor del libro HUMANISMO AVANZADO para una sociedad biotecnológica (Teconté, 2017).

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